El análisis de los resultados a largo plazo, clave al elegir la terapia más adecuada en esclerosis múltiple

Acertar con el tratamiento lo antes posible permite disminuir el riesgo de progresión de la discapacidad y retrasar el paso a una forma progresiva de la enfermedad.

El avance terapéutico registrado en los últimos años ha logrado cronificar la esclerosis múltiple, permitiendo vivir más años con la enfermedad y con una mayor calidad de vida. Pero eso también exige dar más importancia a los resultados a largo plazo de las terapias, como se ha comprobado en el simposio ‘Lo que decido hoy, importa mañana’, organizado por Merck en el congreso anual de la Asociación Madrileña de Neurología (AMN), que se ha celebrado en Madrid.

Este cambio en el manejo de la enfermedad implica por tanto una necesidad de tomar una decisión terapéutica temprana para mejorar el futuro de los pacientes, considerando el mejor balance riesgo/beneficio de las diferentes opciones terapéuticas, que hoy ya son más de diez, a pesar de que hasta la década de los noventa no había ninguna.

Si se elige la alternativa ideal, se logrará “disminuir el riesgo de progresión de la discapacidad y/o retrasar el paso a una forma progresiva de la enfermedad, sobre la que ya no podemos incidir, debido a la ausencia de fármacos que modifiquen su curso natural”, explica la doctora Yolanda Aladro, moderadora del simposio y neuróloga del Hospital Universitario de Getafe (Madrid).

Ante la variedad de alternativas terapéuticas, entran en juego muchas variables que, analizadas en conjunto, deben determinar la opción más adecuada para cada paciente, de forma que el abordaje terapéutico se personalice al máximo. Según la Dra. Aladro, en esta decisión “hay que tener en cuenta la gravedad de la enfermedad, medida tanto por la severidad de los brotes como por la progresión de la discapacidad y la actividad en resonancia magnética en las fases tempranas”.

Además, se deben considerar aspectos del paciente que impliquen una adecuada y sostenida adherencia al fármaco, responsable en gran medida de la efectividad del tratamiento. En este sentido, “es necesario valorar la relación entre el grado de cumplimiento y los datos de seguridad de un fármaco con experiencia prolongada. No hay que olvidar la importancia de los resultados de eficacia consolidados por años de experiencia en la práctica clínica habitual y en estudios postcomercialización”, subraya la neuróloga del Hospital Universitario de Getafe.

Todas estas variables deben analizarlas de forma conjunta el médico y el paciente, que ha pasado a ser un elemento clave en esta decisión gracias a que ha adoptado un papel más activo en la gestión de su propia enfermedad, en parte debido a la información que también le brinda el profesional sanitario. “Aunque en muchas situaciones es el médico el que toma más parte en la decisión por su conocimiento, también debe orientar, informar y aconsejar al paciente sobre las distintas opciones que tiene en su caso”, concluye la Dra. Aladro.

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