Carlos, que realiza una vuelta a España en bicicleta adaptada llega hoy a Santander

deportista-paraplejico-santanderCarlos, un deportista con paraplejia que se encuentra realizando la vuelta a España en bicicleta adaptada llega a Santander cansado, pero con una sonrisa que deja entrever su ímpetu y sus ganas de comerse el mundo.

Ha recorrido casi los 4.000 kilómetros que conforman un viaje que el 25 de mayo emprendió desde Valencia, su ciudad natal, y que le ha llevado a recorrer gran parte de la geografía española. Dos meses es el tiempo que este valenciano de 39 años se ha marcado para dar la vuelta a España con la ayuda, únicamente, de una bicicleta adaptada a su silla de ruedas.

Hace ya casi veinte años del accidente de tráfico. La historia que le ató a una silla de ruedas. Lejos de dejar que la discapacidad se apoderara de su vida, decidió aferrarse al deporte como medio para superar sus limitaciones. Así, hace dos años hizo el camino de Santiago y, al año siguiente, se lanzó a tierras alemanas para cruzar La Selva Negra. Ahora, la vuelta a España. Todo, con la única compañía de su bici, a la que no le falta detalle y con la que continuará, mañana, el camino hacia Bilbao. Prevé llegar a Valencia a principios de agosto. Pero, si no es así, no será demasiado exigente consigo mismo.

 

No es una carrera, ni una competición. Su máxima es la de disfrutar del viaje y, sobre todo, saborear la satisfacción personal de superar sus límites. Cada día, sesenta kilómetros. Un número redondo y una media de once horas en carretera. Hoy se queda en casa de su amigo Fernando, que le ha acogido durante los días que estará en Santander, pero mañana ni él sabe siquiera dónde pasará la noche. Si dormirá en una cama o en el mismo suelo de alguna tienda de campaña. Carlos no deja de sorprenderse cada vez que recibe el cariño y el apoyo de miles de personas. A través de su página de Facebook ‘El Viaje de Carlos’, le envían comentarios, vídeos y todo tipo de muestras de cariño.

Recuerda con especial emoción su travesía por tierras madrileñas. Con un sol de justicia y muchos kilómetros a sus espaldas, cuenta que vio como un coche se acercaba en sentido opuesto a su marcha y, por la ventanilla, una pareja joven le ofreció una botella de agua. Sin mediar palabra. Un gesto que demuestra el apoyo que recibe de la gente. En un recorrido tan largo y tan duro es normal que aparezcan algunas complicaciones. Pero la experiencia es un grado y en el caso de Carlos le ha servido para vencer los pequeños o grandes obstáculos que ha ido encontrando. La cuestión del baño, dice, fue al principio un hándicap. «Tenía dificultades para levantarme de la silla y desplazarme por el lavabo, pero poco a poco y con práctica, he podido superar esta barrera». Y no sólo ésta, sino muchas otras más. Como sucedió a su paso por Marbella, cuando un conductor se ofreció a llevarle en su coche de un lado a otro de la carretera, porque no había ningún paso habilitado para personas con discapacidad.

Ayer hizo una parada en la tienda de su amigo Fernando, ‘Medi Mobility’, en el Polígono de Raos, para hacer unos arreglos de última hora a su bicicleta y aprovisionarse de materiales que le harán falta para continuar su camino. Con las manos en la masa y ennegrecidas por la grasa de la bici admite que aún le quedan bastantes kilómetros, pero que las ganas son las mismas que el primer día. La clave de su éxito es no ponerse barreras ni límites y ver siempre las cosas positivas de la vida porque, según él, «querer es poder». «Sólo es cuestión de proponérselo y de dar el primer pasito, lo demás llega sólo». Con vistas a la bahía y montado en su bicicleta asegura que volverá a Santander. Pero, esta vez, para quedarse más tiempo y poder recorrer las calles de la ciudad. Sin prisa y sin necesidad de completar los sesenta diarios.

Fuente: Diario Montañés

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