La clausura de las zonas de juego infantiles en espacios públicos y zonas verdes no parece adecuada, por desproporcionada, conforme a lo que señalan los conocimientos científicos adquiridos en el transcurso de la pandemia, que aconsejan actividades en el exterior, en entornos bien ventilados, manteniendo siempre conductas responsables, bajo la supervisión de adultos cuidadores.
Para la infancia con discapacidad, en especial, el poder disfrutar de las zonas verdes y de juegos, resulta esencial para el progreso y desenvolvimiento de los niños y niñas, que al tiempo que se divierten, mejoran sus destrezas y habilidades, y potencian su autonomía personal.
Los parques públicos son zonas suficientemente seguras para toda la infancia, incluidos los niños y niñas con discapacidad, por lo que seguir aplicando cierres y clausuras sistemáticas, como al comienzo de la pandemia, no resulta acertado, dado lo que hoy se sabe de esta enfermedad y de sus medios y entornos propicios para la propagación.
La infancia con discapacidad necesita parques públicos y áreas de juegos accesibles e inclusivos, en los que con las cautelas apropiadas, pueda desplegar todo su potencial lúdico y dar los primeros pasos en su proceso de socialización y participación comunitaria.
Fuente: CERMI
